martes, abril 25, 2006

Kawa...

Unos años atrás descubrí que uno de los placeres que tiene la vida es fumar con un cafecito, un chocolate y un buen libro...

Un día me di cuenta que mi peso no era el adecuado, por lo que decidí dejar de consumir cualquier cosa que fuera dulce, como el azúcar y cualquier endulzante, mermeladas, pasteles, y entre esos el chocolate... tuve que ser fuerte y constante, fue un periodo complicado, pero me dio resultado, en seis meses logre bajar de 64 Kg. a 48... junto con eso me di cuenta que las cosas tenían su propio gusto y que el café era mucho mas agradable y placentero con su gusto natural.

Al pasar los años el cigarrillo comenzó a hacer un efecto nocivo en mi cuerpo... el humo que aspire con tantas ganas y deseo se transformo en una insoportable tos que duro tres meses, aun cuando deje el cigarro en la primera cuarta parte de este tiempo...

... El café... sigue siendo mi vicio, mi agrado día a día, mi poción reconfortante de madrugadas y tardes...


Hoy al tomar mi primera tasa de café del día, me puse a pensar en las historia que se deben haber tejido alrededor de sus “inicios”... al buscar y preguntar me di cuenta que no me había equivocado, encontré que existen muchas historias interesante, algunas poco creíbles pero que hablan de la importancia y la fascinación que produce el Kawa(1).

Les contaré las mas conocidas...

La primera es una historia en que Musulmanes y cristianos creen y cuenta que en una ocasión el Profeta estaba muy decaído, y el ángel Gabriel (el mismo que anuncio a Maria que sería madre de Jesús) le devolvió la salud y la fuerza, ofreciéndole una bebida negra como la gran Piedra Negra que hay en La Meca.

La segunda leyenda que se conoce, hace referencia a un pastor llamado Kaldi, que conducía a su rebaño en Etiopía. Una noche se dio cuenta que las cabras en lugar de dormir se pusieron a jugar gozosamente y que su energía se mantuvo durante toda la noche.
Al investigar lo que había ocurrido, Kaldi se dio cuenta que sus cabras habían encontrado unos arbustos de los que habían comido sus bayas y hojas. De inmediato decidió probar esta extraña planta y al cabo de un rato comenzó a sentirse lleno de energía, el pastor ensimismado con lo que había encontrado llevo algunos frutos y ramas a un monasterio y le contó al Abad(2) toda la historia, éste decidió cocinar las ramas y sus frutos, dando como resultado un líquido muy amargo, que tiró de inmediato al fuego, cuando esto ocurrió y las brazas comenzaron a hervir se produjo un aroma tan delicioso que el Abad hizo otra bebida, pero esta vez basada en el café tostado...


La ultima historia que les contare es vivida por unos monjes capuchinos, que una noche hirvieron las hojas y frutos del arbusto de café y secaron en las llamas los granos, naciendo, hipotéticamente, el café.


No importa de donde haya nacido ni la cantidad de historias y leyendas que se puedan tejer sobre el café, lo que es un hecho es que es un liquido que reconforta, anima y reanima, uno de los pocos placeres, en el que se involucra la seducción de un delicioso aroma, un fuerte pero sabroso sabor y una adorable sensación...


Kawa(1): café en árabe. Abad(2): en latín es abbas, en hebreo es abba que en español significa padre, es el título proporcionado al superior de una abadía o monasterio de doce o más monjes.

1 comentario:

carita dijo...

Me complace saber que les ha gustado este escrito.... Gracias por leer mi blog.